Sr. Ramos, su multimillonaria esposa quiere el divorcio

Capítulo 30



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Cuando Bruno terminó de hablar, varios de los accionistas asintieron en acuerdo comenzaron a refunfuñar.

y

-Exacto, lo mismo aquí. Mi departamento está patas arriba. Lo que solían ser las responsabilidades de tres personas, ahora recaen sobre una sola. ¿Quién puede soportar esto?

Si seguimos así, creo que MY se irá al abismo tarde o temprano.

Hablando en serio, MY sí es tu creación, pero en estos últimos años, ni siquiera has estado aquí. Aunque tengas muchas ideas, deberías tomarlas poco a poco en lugar de querer hacer todo de golpe.

En lugar de responder a sus quejas, Natalie se dirigió a Tina con calma y dijo: -¿Puedes mostrarme lo que están haciendo los empleados bajo el mando del señor Torres en estos días?

Ante eso, Bruno cambió su expresión. ¿Qué estás insinuando? ¿No confías en mí?

Natalie tomó los documentos que Tina le entregó, sonrió y contestó: -Señor Torres, prefiero confiar en los datos en lugar de en tu carácter. Después de todo, los datos no me mentirán.

-¡Tú….!

Bruno estaba tan enfadado que no pudo articular palabras. En ese momento, Natalie dejó los documentos y lo miró con una sonrisa burlona.

–Según los documentos, el departamento que diriges tiene sólo cinco proyectos en total. Tres de ellos tienen plazos de entrega dentro de seis meses, mientras que los otros dos comenzaron hace un año y aún no se han completado. En lugar de confrontarme, deberías reflexionar sobre por qué, a pesar de tener un equipo completo antes, no pudieron completar ni siquiera dos

proyectos en un año.

En lugar de confrontarme, deberías reflexionar sobre por qué, a pesar de tener un equipo completo antes, no pudieron completar ni siquiera dos proyectos en un año.

Esa declaración dejó a Bruno enrojecido y tan avergonzado que quería que la tierra lo tragara.

-Estos dos proyectos ya están en la fase de cierre. Y en este momento, todos tienen sus propias tareas que deben cumplir. No puedo pedirles que abandonen su trabajo para ocuparse de estos dos lios, ¿verdad?

Natalie replicó con cara inexpresiva: -Esto es tu rollo. Tú organizas cómo quieras, no tienes que rendirme cuentas. Lo que me interesa son sólo los resultados finales. Además, tu departamento aún no ha hecho ningún negocio hasta ahora. Si no pueden aportar ganancias para fin de año, podría pensar en darles de baja.

Bruno se volvió de repente pálido y apretó los dientes. -Esta empresa no es sólo tuya. No

Natalie arqueó una ceja mientras lo miraba, y dijo con confianza: -Entonces, veremos los resultados al final del año. Si tu departamento sigue perdiendo dinero, también afectará los dividendos de otros accionistas.

Tras sus palabras, la mirada de los accionistas hacia Bruno cambió y aquellos que habían planeado confrontar a Natalie sintieron un escalofrío por su espalda.

Natalie no volvió a mirar a Bruno y continuó: -Voy a armar planes trimestrales y anuales para

cada departamento. Si al final del año están muy lejos de cumplir con esos objetivos,

consideraría que otros se hagan cargo del departamento o incluso su cierre.

Al ver que guardaban todos silencio, se puso de pie y concluyó: Si no hay nada más, podemos dar por terminada la reunión por hoy.

Bruno la observó alejarse con una mirada llena de rencor.

Durante los siguientes días, Natalie estuvo ocupada con los asuntos de la empresa y apenas tuvo tiempo para hablar con Leonardo, sal

verse brevemente cuando salían y regresaban a

casa todos los días.

Pronto llegó el día anterior al cumpleaños de Tina. Después del trabajo, Natalie fue directamente a la tienda JM para recoger el vestido que le había preparado.

Apenas entró en el centro comercial, se encontró con Matilda y Antonia, que estaban de compras juntas y tomadas de la mano.

Cuando vieron a Natalie, a ambas les cambió el semblante.

Antonia frunció el ceño mientras la miraba y preguntó con fastidio: -¿Qué estás haciendo aquí?

-Pues, tenía algo que hacer.

Aunque Antonia era su suegra, Natalie sabía que siempre consideraba a Matilda como su nuera, lo que a pesar de todos los esfuerzos que había hecho para complacerla a lo largo de los años, su actitud hacia ella siempre había sido distante.

por

Sin embargo, Natalie ya no se preocupaba tanto por eso y tampoco la trataba con tanto cuidado

como antes.

Cuando ella estuvo a punto de irse después de responder, Antonia la detuvo y ordenó: -Quiero comprar unos vestidos, y Ahora que estás aquí, ven y ayúdame a elegir.

En el pasado, Antonia no solía lograr encontrar vestidos que le quedaban bien, pero en una ocasión, cuando fue de compras

con Natalie, se dio cuenta de que esta última siempre encontraba los que mejor le sentaban. A partir de ese momento, sus amigas comenzaron a elogiar su estilo, lo que le llevó a la costumbre de traer a Natalie cada vez que iba de compras.

Ese día, estaba de compras con Matilda, y aunque los vestidos que esta había elegido eran muy lindos, Antonia tenía una sensación de que los que seleccionaba Natalic serían mejores.

Ante el tono imperativo de Antonia, Natalie la miró fríamente y se negó: -Tengo cosas que hacer. Puedes pedir a Matilda que te ayude.

Tras eso, continuó su camino.

Estupefacta, Antonia miró a Natalie mientras se alejaba, rechinó los dientes y exclamó: –¡Esto me está enojando! No debía haber permitido que se casara con Leo en primer lugar..

No se enfade. Natalie es asi, pero no lo hizo a propósito.

Al escuchar eso, la expresión de Antonia se volvió aún más oscura, frunció el ceño y no dijo

nada.

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