LA NOVIA EQUIVOCADA CAPÍTULO 49
LA NOVIA EQUIVOCADA CAPÍTULO 49
CAPITULO 49. ¿Tu "que"? Era un lindo espectáculo sin dudas, Sophia tenía de nuevo a su mamá, y Marilyn había vuelto a su comportamiento normal, haciendode ella el centro del mundo.
La pasaban bien juntas, y aunque Marilyn tenía que pasar mucho tiempo en fisioterapia, lo hacia mientras la niña estaba en la escuela,así que todos los días se tomaban un tiempo para estar juntas.
Sophia sentia mucho carino por su madre y le gustaba contarle sus logros de la escuela, como había sacado excelentesnotas en todas sus materias y cómo había hecho amigos nuevos. NôvelDrama.Org: text © owner.
Marilyn la escuchaba atentamente, asintiendo con la cabeza y mostrando gran orgullo por todo lo que su hija lograba, El abueloKing sonreía al verlas juntas, pero no podía evitar ver cómo Nathan se ensombrecía cada dia, - Este es realmente un milagro, hijo -dijo el abuelo poco después-.
Me alegra que puedan estar juntas, pero me preocupas tú.
-Yo estoy bien, abuelo.
- Cargaste con ese secreto por demasiados años, Nathan, la esperaste por demasiados años, y verla despertar no fue comohabías esperado -murmuró el señor King-.
A mí no puedes enganarme.
– Estoy haciendo lo correcto abuelo.
Sophia está con su madre y…
-Y tú ya no tienes esposa.
No has dormido con ella desde que llegó, y no tienes intención de hacerlo.
Siempre estás animando a tu hija a que duerma con su mamá, o te quedas en el despacho, ote quedas trabajando, o te sientas en el antiguo cuarto de Meli a lamerte unas heridas que no va a cerrar.
-¡Abuelo...! James King se dio la vuelta, poniéndole una mano en el hombro y mirándolo a los ojos.
- Hijo, no quisiera decirte esto, pero Marilyn es la prueba de que el tiempo cura las peoresenfermedades, incluso el amor.
El anciano palmeó su hombro y se fue de allí, dejando a Nathan pensando en algo que ya no tenía solución: no amaba aMarilyn, ya no la amaba, todo lo que sentía por ella era culpa, arrepentimiento, alivio de que hubiera despertado, pero el amor ya no existía y si era honesto no sabía cómo revivirlo.
Y por desgracia el abuelo King no era el único que lo notaba.
Marilyn ya se había dado cuenta de que las cosas no iban camino a mejorar.
---¿Esta noche tampoco vas a quedarte? -gruñó molesta cuando Nathan apagó el televisor, arropó a Sophia y selevantó para marcharse otra vez.
Marilyn lo alcanzó en el corredor y lo detuvo.
— Tengo trabajo que hacer –respondió él.
-¿Más trabajo? -saltó ella-.¿Otro negocio que te necesita más que yo? No sabes cómo estar aquí, Nathan, no sabes cómoser mi esposo, y tampoco sabes cómo ser el padre de Sophia.
-¡Eso no es cierto! -siseó él, cansado de sus reproches.
Marilyn se quedó helada al ver la frustración en su mirada, pero Nathan no podía evitarlo—.
¡No soy un mal padre, jamás he sido un mal padre para Sophia! La he criado por cinco años y es una niña educada, inteligente, sana y feliz.
– Sophia necesita a sus padres juntos.
- ¡Sophia necesita amor! - replicó Nathan-.Y los dos se lo estamos dando.
- ¿Y lo que yo necesito? - murmuró Marilyn -- ¿Y lo que yo necesito, Nathan? ¡Yo me dormi un día amándote y me desperté al otro,amándote igual, solo para darme cuenta de que tú ya no me quieres! Nathan apretó los dientes mientras su mandíbula se convertía en una línea tensa.
Al menos no había tenido que decirlo él.
-Me duele en el alma, te lo juro, pero para mí pasaron cinco años, cinco años de todo, simplementeno puedo borrarlos.
Le dio la espalda y se dirigió al despacho mientras Marilyn se cubría el rostro con las manos ylloraba.
Lo estaba perdiendo, lo sabía y no podía hacer nada contra eso.
Regresó a la habitación y pensó que al menos él dormía en la casa toda la noche, no estabayéndose con ella, con la otra.
O al menos eso pensaba Marilyn, pero lo cierto fue que las palabras del abuelo hicieron que esa noche Nathan se replanteara absolutamentetodo lo que estaba viviendo.
Salió, por suerte con chofer, y lo hizo detenerse en el primer bar que vio.
Pidió un trago, el primero de muchos, y para la medianoche ya estaba perdido sobre su whiskey.
Sabía que era un buen hombre, pero a veces las cosas no salían como uno quería y Nathan se sentía atrapado enuna vida que no le pertenecía.
Estaba cansado de luchar, de pelear contra los demonios que lo habían arrastrado hasta ahí.
Pero en el fondo sabía que todo estaba perdido, sin Meli nunca volvería a ser elmismo.
– Al edificio…
-intentó recordar pero no funcionó-.
Al edificio de Meli.
¿Entiendes? -Sí, señor, sé cuál es respondió el chofer ayudándolo a subir.
El alcohol le dio una falsa sensación de valentía y decidió ir en busca de Meli.
Lo había estado evitando durante semanas, pero ya no podía más.
Tocó a su puerta con más fuerza de la que creía y trató de sonreír al ver que ella abría.
-¿Nathan? —su voz era un suspiro—.
¿Qué haces aquí? - preguntó asustada al verlo borracho - Nathan, ¿qué pasa? -Mírame — le pidió él mientras trataba de no perder el equilibrio -.
Mírame y dime que no soy un desastre.
Ella lo observó, sin saber qué decir o hacer.
Él estaba ebrio y frustrado, Meli jamás le había visto esa combinación, pero aún así era el hombre que amaba,el padre de su hijo, y solo queria ayudarlo.
-No eres un desastre-terminó por decir acercándose para sostenerlo–.
No eres un desastre, Nathan.
Todo va a estar bien…
Meli lo tomó del brazo y lo ayudó a entrar.
Lo sentó en el sofá y se sentó junto a él, tratando de limpiarle la cara mientras él llorabadesconsolado sobre su hombro.
– Nathan, ¿qué sucede? -Tú sucedes, Meli.
Tú sucedes – murmuró él -.
Es muy difícil no tener con quién tropezar.
A Meli se le fue una sonrisa involuntaria.
El gran CEO Nathan King parecía un niño grande acurrucado sobre sus muslos.
Pero si mucho tenía para decir, el alcohol no lo dejó, y en pocos minutos estaba rendido.
Meli lo acomodó en el sofá lo mejor que pudo y lo cubrió con una manta, antes de irse a su propia habitación a dormir.
Se moría de ganas de quedarse allí con él, aunque apenas cupieran en el sofá y fueran a dormir torcidos.
Meli habría estado con él en cualquier lugar, aunque no fuera CEO, aunque no tuviera dinero,ella lo habría querido de cualquier manera, pero ahora simplemente no tenía derecho a él.
Estaba apenas amaneciendo cuando el olor a café recién hecho despertó a Nathan.
Se sentó en el sofá con un gruñido de dolor, porque su cabeza estaba a punto de reventar.
Miró a todos lados y de repente se dio cuenta de dónde estaba.
-¡Meli! -dijo levantándose y cuando se giró la vio allí, todavía en pijama mientras ponía sobre la barra un par de aspirinas, un vasode agua helada con gas y otro de café oloroso.
- Hola -susurró ella empujando el café hacia él como una invitación a que se acercara.
Ni siquiera le preguntó si estaba bien porque era evidente que no, pero por desgracia ella no podía hacer nada al respecto.
Nathan se tomó las pastillas con el agua y luego se bebió el café de un tirón, como si lo necesitara pararevivir.
La miró despacio mientras ponía la taza de regreso en la encimera.
-Lamento si anoche te preocupé -murmuró-.
Espero no haber dicho ninguna tontería.
-Solo que extrañabas tropezarte - respondió la muchacha y él sonrió con tristeza.
-Eso no es una tontería.
Es verdad…
Te extraño mucho.
A Meli se le llenaron los ojos de lágrimas en un segundo.
Ella también lo extrañaba demasiado.
Cada vez que despertaba solo pensaba en él y cuando se daba cuenta de que tendríanque hacer sus vidas separados sentía que se ahogaba.
Ni siquiera había podido decirle que estaba embarazada.
– Nathan…
Pero aquel nombre en sus labios fue demasiado para el hombre.
Cruzó los pocos metros que los separaban y la abrazó con fuerza, besando su cuello y su mejilla.
-No te alejes de mí -susurró él–.
No me dejes…
– No puedo, Nathan, no puedo estar contigo.
Nathan bajó la cabeza con rapidez y se apoderó de su boca, besándola como si aquel fuera a ser suúltimo beso.
Meli sintió sus lágrimas en sus mejillas y las de él en sus labios, pero no podía hacer nada para detenerlo.
No era justo que ella lo amara tanto cuando sabía que nunca podría ser suyo.
Se apartó de él y trató de ser fuerte.
--Lo siento, Nathan, pero te dije que no podemos estar juntos.
– Déjame intentar resolverlo – dijo él frustrado.
-No hay nada que resolver – interrumpió ella –.
No es tu culpa, y no es mi culpa tampoco, y no es culpa de Marilyn por haber despertado,ella es un ser humano, jamás podría desearle nada malo...
¡Solo vete, Nathan por favor! Estás haciéndome daño, ¡vete! Nathan salió de allí con el dolor bailándole en los ojos, y en cuanto atravesó la puerta dela mansión supo que todo podía ser peor.
Porque si Meli no lo culpaba, no podía decirse lo mismo de Marilyn.
- ¿Cómo puedes llegar a esta hora? - lo increpó apenas entró al comedor.
Por suerte no había todavía nadie de la familia, pero no tardarían en bajar a desayunar.
-¿Estabas con ella, verdad? ¿Con tu amante? -No es mi amante, Marilyn -respondió Nathan agarrándose con dos dedos el puentede la nariz.
Ya no estaba como para seguir mintiendo-.
Sí, fui a hablar con ella porque tenía que disculparme por muchas cosas, pero me pasé de tragos y acabé durmiendo en su sofá.
No pasó absolutamente nada entre nosotros.
-¡No porque tú no lo quisieras, me imagino! - ladró Marilyn furiosa y Nathan se le quedó mirando como si fuerauna extraña.
- ¿De verdad quieres que te responda eso? - siseó él muy bajo y la mujer se pusopálida.
-¿¡Cómo puedes hablarme así!? ¡No te das cuenta de lo bajo que estás cayendo por ir detrás de esa z…! Nathan se giró bruscamente, con los ojos encendidos y ellase detuvo al instante.
-¡Ten mucho cuidado con la forma en que hablas de Meli! Esa, como tú la llamas, le salvó la vida a tu hija en un accidente,la cuidó con amor y ha estado dispuesta a sacrificarse por ella en más de un sentido.
¡Así que ni besándole el trasero, ni tú ni yo, tendríamos cómo pagarle a Meli! ¿Entendiste? – Marilyn hizo un gesto de impotencia mientrassus ojos se humedecían Lamento herir tus sentimientos, de verdad, pero como parece que sin importar lo que haga todos vamos a salir heridos, entonces es mejor que todos sepamos de una vez que terreno estamos pisando.
A partir de ahora, si no va a ser con respeto, no vuelvas a hablar de Meli…
-¿¡Meli vino!?-gritó una vocecita emocionada mientras Sophia corría escaleras abajo.
Nathan negó con tristeza y le dio un beso a su hija antes de pasar a su lado.
-Lo siento, nena, Meli no pudo venir.
La niña hizo un puchero cuando lo vio irse y sacó su celular.
Escribió un mensaje rápido y su madre la increpó.
-Sophi, ¿qué haces? - Quiero ver a Meli, la invité al acuario, hoy hay show de ballenasy ella siempre viene conmigo - dijo la niña.
– No.
No, Sophi, no, mami puede ir contigo, yo voy contigo – dijo Marilyn quitándole el teléfono a la niñacon un gesto de impotencia.
-¡Lo sé, mami, pero es que yo también quiero que Meli venga! Quiero verla, y preguntarle por mihermanito, Marilyn se puso pálida y cayó sentada en una silla frente a su hija.
--¿Tu qué? Mi hermanito, Meli me dijo que había pasado la prueba para traerme uno -repitió la niña con firmeza-.