El Chico Dhall ©

Chapter 23: XXII



Chapter 23: XXII

Capítulo veintidós

Me pego en la frente mientras abro y cierro mi mano libre.

¿Por qué los hombres lo solucionan todo peleando?

Para saber cuál es el Alpha, pero aquí claramente sabemos quien es, o sea, tu romeo acosador,

Neftali fue el bruto en meterse con él.*

Ni que lo digas, Fally.

Quero me sacude de forma agitada y sus ojos asustados dan con los míos —¡Jexi quitáselo o lo va a

matar! Eres la única que puede —regresa la vista a su mejor amigo lleno de sangre en el suelo y los

ojos de uno de los profesores de física me ven expectantes, sin pensármelo dos veces camino hasta

él y al llegar me deja pasar por debajo de sus brazos, giro para ver la cantidad de personas con los

ojos puestos en mí y muerdo mis labios con nerviosismo.

¿Qué es lo que se hace en estas situaciones?

¡Separarlos! ¡¿Qué más vas a tratar de hacer si no es eso?! De verdad Jexi, no me hagas desbloquear

otro insulto de gratis.*

Termino de bajar las escalerillas y con paso decidido voy hasta ellos, al llegar mis ojos recorren la cara

ensangrentada de Neftali y como este ya ni se inmuta en defenderse, aprieto mi mandíbula al seguir

viendo a Elián golpeando su rostro y con una fuerza descomunal lo agarro del suéter y lo lanzó a un

lado.

Sus ojos azules se suavizan al verme y cierro mis ojos señalándolo —Si no te largas de aquí juro que

no me importara rechazarte en frente de toda esta gente —habló entre dientes —Elián lárgate que lo

único que estás haciendo es que te odie más de lo que ya lo hago.

Él se levanta de un brinco y limpia la comisura de sus labios con el dorso de su mano —no me voy a ir

hasta hablar contigo. This text is property of Nô/velD/rama.Org.

—Yo no quiero hablar contigo y tampoco lo pienso hacer —contraataco.

—Tu error es pensar que tienes opciones —intenta cogerme de las piernas y retrocedo señalándolo.

—Elián, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir —volteo por encima de mi hombro observando

como la gente ve el espectáculo con lujos y detalles —compórtate que nos están viendo.

Sonríe irónico —Así que es eso lo que te preocupa —adopta una pose de espera mirando a las

personas detrás de mí, con una rapidez que no me da tiempo a reaccionar me toma de la mano y nos

planta al frente de todos.

—Elián —mascullo —¿qué estás haciendo?

—Si ella me dice que la molestan, que hablan mal a su espalda, incluso que hablen de esto que acaba

de pasar —habla con voz de Alpha y mi cuerpo se eriza completamente —personalmente me

encargaré de hacerle, a esa persona, la vida de cuadritos a tal punto de que me supliquen de rodillas,

¿entendido? —las personas de la manada bajan la cabeza guardando respeto y no le toma ni un

segundo dispersarlos con solo señalar hacia adentro.

Ufff, mira todo ese potencial de Alpha.*

Quero se escabulle por debajo de los profesores y le da una rápida mirada de odio a Elián, empieza a

correr en dirección a Neftali y al llegar examina cuidadosamente sus heridas.

El chico a mi lado nos voltea y mi mejor amiga, de la impresión, se queda estática en su lugar —

Matías —el profesor de física rápidamente se posa al frente suyo —sé que eres el beta de mi abuelo,

pero necesito que arregles esto, tengo asuntos pendientes.

Asiente —Entendido.

Él posa su mano libre sobre el hombro del beta —Confío en ti —y sin más me lleva a rastras hasta su

auto, en todo momento intento soltarme de su agarre, pero sé que es en vano hacer fuerza con él,

porque tiene como diez veces más la fuerza de Fally y está ya es fuerte.

Abre la puerta de copiloto y me suelta —Entra, por favor, necesito hablar contigo —sus ojos ven en

todas las direcciones posibles menos los míos y me cruzo de brazos negando.

—¿Y si no quiero qué? No me puedes obligar a hacer algo que no quiero, Elián Dhall.

Muerde sus labios con fuerza hasta que finalmente me mira —Jexi, estoy muy enojado por algo que

me dijo ese inútil que esta tirado en el suelo —señala a Neftali —y me estoy tratando de controlar,

porque tú estás aquí, vale —abre por completo la puerta —así que te pido amablemente que entres,

por favor... Julieta.

Al escuchar su última frase trago grueso y veo el asiento con detenimiento, vuelvo a sus ojos y los

desvío hacia mi amiga quien aun sigue estática en su lugar observando al pobre Neftali, sin

pensármelo más entró y él cierra la puerta, me coloco el cinturón y escucho el sonido de su puerta al

cerrarse, prende el auto y con una velocidad increíble maneja sin rumbo por la carretera.

Curiosa veo su perfil con lujos y detalles al conducir hasta que escucho su voz ronca por el espacio

reducido —¿Desde cuándo?

Junto mis cejas sin entender —¿Desde cuándo qué?

Centra toda su atención en mí —¿Desde cuándo sabías que eras mi mate? —por sus ojos azules

pasa un destello verde en forma de degrade hasta desaparecer por completo —además, quiero que

me expliques desde cuando eres novia de ese... —le pega con fuerza al volante y da un largo suspiro

para calmarse.

—Lo sabía desde el día que ustedes los Dhall—hago comillas con mis dedos —hicieron su gran

despedida.

—¿Y por qué no me lo dijiste?

De mi boca sale una sonrisa seca —Jajajaja, ¿en serio quieres que te lo diga? ¿Sabes la razón del por

qué te odio?

—Me gustaría saberla, Jexi Dornam —habla totalmente serio —para eso estamos aquí, ¿no?

—Bien —me acomodo mejor en el puesto y siento la ira que había guardado todo este tiempo por él

salir a flote —Para empezar, cara chancla —le suelto uno de los insultos que Fally siempre usa

conmigo —eres un puto mujeriego y no me lo vas a negar, cada semana llegaban chicas a la puerta

de tu casa llorando, chicas del instituto. El día que borre tus contactos me di cuenta que tenías más de

ciento cincuentas números de chicas registrados y me imagino que a ninguna la conoces, aparte de

eso también lo confirme cuando te llegó casualmente la foto de una chica en ropa interior —extiendo

mis brazos y simuló una voz chillona —¿te gusta lo que ves? Por dios Elián... El día que confirmé que

eras mi mate fue el día más horrible de mi vida, ¿por qué? Porque literalmente te diste cuenta de que

yo estaba cerca de ti y ni te dio la gana de buscarme, preferiste quedarte con la pechugona que

rápidamente hiciste tu secretarucha de momento —a mi mente llegan recuerdos de lo que pasó horas

atrás y niego sonriente —y para terminar con broche de oro esta mañana cuando iba saliendo de mi

casa tan tranquilamente, ¿crees que no escuche tu conversación con la loca de mi vecina?, ¿crees

que no sentí ese asqueroso olor de ella mezclado con el tuyo?, ¡¿me vas a negar que no tuvieron

sexo?! Por favor, Elián, no nací ayer.

—¿Qué querías que hiciera? Te llamé, te mandé mensajes, te busqué en tu casa, en el instituto y es

como si hubieses desaparecido de la faz de la tierra, incluso le pregunté a Quero y ella me dijo que por

mi culpa estabas castigada de por vida, ¿Cómo crees que me sentí al escuchar eso cuándo la única

chica que me importa estaba en esa situación por mí? ¿Cuándo la única que movía mi mundo

posiblemente no me quisiese ver más? —detiene el auto a un costado de la carretera y se saca el

cinturón para tener toda su atención en mí, esos ojos azules brillan con intensidad mientras ven los

míos atentamente —Jexi, incluso sin yo saber que eras mi mate me enamoré de ti.


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