Chapter 412
Capítulo 412
“Él puede vernos a través de la vigilancia y enviar gente. Debe tener un atajo especial para encontrarlo, de lo contrario, siempre seremos engañados por él. Frunci el ceño y mire a la cámara.
Manipular el juego a través de la vigilancia es realmente una locura…
“Woo…” De repente, uno de ellos, el Enmascarado, se despertó, gimiendo y luchando, tratando de hablar, pero tenía la boca cosida y le salia sangre cada vez que se movía.
Sofia y Helda apartaron la mirada con miedo, Yuria también inconscientemente evitó mirar. Esto parecía realmente cruel.
Miré al enmascarado, con un movimiento rápido, libere su boca de las ataduras que le impedían hablar. “Él… está en este piso…. el loco…” balbuced, señalando hacia donde hablamos sido llevados. “Alli… hay una sala de control, él está ahí.”
Kent y Lucas, con la destreza de quienes han enfrentado más de una adversidad, encontraron bajo el suelo un pasadizo secreto que descendia hasta la temida decimocuarta planta.
“Ten cuidado…” Lucas tomó del brazo a Kent, instándolo a no dejarse llevar por la impulsividad.
Le eche una mirada a Kent, me recogi el cabello con una cinta arrancada de la camisa del enmascarado, y declaré, “Ustedes bajen primero, yo me encargaré de ese loco.”
Si no nos deshacemos de él, el camino por delante será aún más difícil,
“¡Yo voy contigo!” Renán me agarró del brazo, visiblemente preocupado por el peligro que eso implicaba.
Mi mirada se cruzó con la de Kent, quien parecia igualmente ansioso por acompañarme.
“Seremos un blanco fácil sì vamos los dos,” me solté de Renán y recogi un cuchillo del suelo.
Observé el rincón noroeste, donde se encontraba esa cámara de vigilancia.
“No puedes ir sola,” insistió Lucas, intentando detenerme.
“Sospecho que quienquiera que esté detrás de todo esto no tiene mucha capacidad de lucha,” dije, viendo la determinación en los ojos de Kent.
No necesitábamos palabras para entendernos.
“Despístenlo, hagan creer que ya nos hemos ido. Así le darán cobertura,” dijo Kent, sacudiendo a un Gael aún en shock, antes de dirigirme una última mirada. “Ya había desactivado esa cámara.”
Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Ese era mi Kent, parecía haber predicho lo que iba a hacer y me allanó el
camino de antemano.
Renán me miraba con una mezcla de emociones, como si quisiera decir algo pero, al final, solo suspiro con resignación.
“Qué irónico…” Yuria soltó una risa sarcastica. “Por más que lo intentes, nunca serás Nayra.”
“Hasta tú te das cuenta de lo malvada que eres. ¿Por qué no desapareces ya?” reprochó Helda, incapaz de contener su ira hacia Yuria. “Si no fuera por ti, Tiara aún estaría viva.“
Sofía también miraba a Yuria con un odio palpable. “La que debería estar muerta eres tú…”
Yuria me miró, como si ya no quisiera fingir, y se rio de sí misma. “Has ganado. Esto es lo que querias, ¿verdad? Convertirme en el blanco de todos, que me odien y desconfien como a Nayra, sufrir su mismo dolor…”
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Fruncí el ceño, ¿acaso no había sido ella la responsable?
“¡Vámonos! No perdamos más tiempo,” urgió Kent, marcando la urgencia del momento.
Lucas me dio una palmada en el hombro. “Cuida de ti. Te esperamos abajo.”
Al amparo de ellos bajando las escaleras, rápidamente me escondí en el punto ciego de la cámara de vigilancia.
Estaba impaciente por descubrir quién se escondía tras esos monitores.
Siguiendo la pared, destruí el mecanismo de la puerta con mi cuchillo y me deslicé adentro justo cuando esta se abría.
El camino no era largo y, al entrar, las luces se encendieron de golpe. Al parecer, él sabía que yo vendría.
Al abrirse la puerta de la sala de control, mi vigilancia se intensificó al ver al hombre frente a los monitores. Era cierto, no parecía tener capacidad alguna para luchar, y menos aún con sus piernas ausentes, confinado a una silla de ruedas.
Debería ser Lázaro a quien empujaron de la montaña rusa en el orfanato.
Se giró hacia mí con ́una sonrisa. “Hace tiempo que no nos veíamos… Nayri.”
Al oír mi antiguo nombre, mi corazón se apretó. “Una vez me preguntaste dónde debería estar la salida de emergencia. En ese momento, no supe qué responder… no llegué a tiempo de decirte.”
“¿Sabes por qué diseñé la salida de emergencia bajo la montaña rusa?” Lázaro me preguntó con una sonrisa satánica.
Los latidos de mi corazón se aceleraron repentinamente y los dedos que sostenían el cuchillo se tensaron. ¿Qué quiere decir con eso? ¿Acaso este supuesto parque de diversiones del asesinato fue diseñado
por
mí?